Hoy comparto las reflexiones de una cliente que, en esta sesión, conectó con un gran drama en su historia personal.
Su hermana sufrió un brote psicótico en la adolescencia; ambas jugaban con las drogas pero para su hermana fue demasiado...
Cuando una persona ya se encuentra en al límite conflictual, el abuso de drogas psicotrópicas puede producir un "salto al otro lado", que puede tener graves repercusiones en su vida y en todo su entorno.
Así lo refleja este caso, el de una joven con una hermana a quien vigilar y cuidar.
Así lo refleja este caso, el de una joven con una hermana a quien vigilar y cuidar.
"En esta sesión, ha aparecido la herida de mi adolescencia que yo creía que estaba sanada. Yo vivía dividida y confusa entre mi admiración y deseo de ser como mi hermana mayor, y a la vez miedo de ser como ella, miedo a perder la cabeza.
Me he dado cuenta de que asumí una carga que no me pertenecía, aunque lo hiciese por el amor que la tengo. Una carga que, aunque pensaba que ya la había soltado, emocionalmente todavía me quedaba un sentimiento de culpa, por no haberla podido ayudar en aquella época, por querer experimentar mi vida a pesar de que ni ella ni mis padres se encontraban bien, culpa por no ser la niña buena que ellos creían, por esconder como era yo verdaderamente, para no verlos sufrir, igual que les veía sufrir con mi hermana…por no ser como ella y a la vez ser igual a ella…
Desde mi adolescencia me ha costado mucho decir NO a las drogas y, aunque he tenido épocas en las que mi adicción ha sido más fuerte, no me he dejado llevar tanto como para dejar de lado otros aspectos importantes de mi vida, tales como los estudios, el trabajo o la familia.
Observo que cuando decidí de forma definitiva dejar todo tipo de drogas es cuando empieza a aumentar el dolor menstrual, de tal forma que, aunque no quiero tomar ningún medicamento, tengo que hacerlo pues “si no lo tomo me muero del dolor”. Es como si mi inconsciente no quisiera dejar de “drogarse” para no dejar de vivir.
“La droga es lo que me da la vida y me quita del sufrimiento”, así transcurrió mi nacimiento: mi madre y yo, anestesiadas… el parto de mi hermana también fue bajo anestesia!!
He aprendido que cada miembro del clan llevamos una carga propia y que no podemos compartirla con los demás, aunque queramos; que este compartir, aunque lo hiciésemos por amor, no es la solución ni la ayuda que el otro necesita. Solo podemos ayudarnos a nosotros mismos.
Que mi hermana, sin mi ayuda, ha sido capaz de seguir con su vida y salir de aquella situación sin ninguna secuela grave... que va teniendo sus propios aprendizajes igual que yo voy teniendo los míos... y que cada una elige el modo en que quiere evolucionar, y que no siempre los mismos son los mejores para ambas.
He aprendido que no soy culpable de querer experimentar con drogas, que tengo que dejar de juzgarme tan duramente y perdonarme a mi misma por lo ocurrido en el pasado, pues era el único recurso con el que contaba en momentos de crisis, para sentirme viva y a salvo, como cuando llegué a esta vida."
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