La historia de la humanidad no sería como es, si no fuera por la transmisión de la vida, de los programas de reparación y evolución de las razas y las especies. Curiosamante, la función más básica y transcendental de la condición humana, la transmisión de la herencia genética, no está obligada a formación específica ni evaluación alguna, por ningún organismo gubernamental, ni tampoco religioso, simplemente porque es una FUNCION BIOLOGICA.
Cualquiera puede ser padre/madre. Si se interfiriera en la elección de pareja o en la disposición para procrear, se eliminarían las soluciones automáticas que el árbol familiar busca, a través del encuentro de un espermatozoide y un óvulo. Así es como puede llegar a generarse el PROYECTO - SENTIDO de un ser humano, que va a servir a su árbol en su reparación y limpieza.
El despertar de la consciencia es el despertar de esos potenciales, en forma de deseos, ideas y funciones nuevas, para que el sentido sea pleno y pueda surgir ese proyecto. Muchos niños son fervientemente deseados por padre y madre, otros lo son únicamente por uno de los dos. Otros no son deseados en absoluto, llegan al mundo por “accidente”... pero ¿quién los deseó? ¿Quién le da el sentido a este proyecto que es ahora un ser vivo?
Está muy claro, es el INCONSCIENTE FAMILIAR, el programa transgeneracional, que tiene un gran peso en las decisiones que tomamos, y mucho más aún en las que no tomamos. El sentido del proyecto “bebé accidente” es el de traer al que falta, aunque sus padres no lo esperen, traer a la vida a un elemento clave en la continuación de especie. Un nuevo árbol nace con el bebé, nuevas posibilidades de crecer y trascender para los árboles de los padres, en un “todo incluido”: dramas y talentos.
Los efectos de este programa se hacen sentir en la persona como si fuera alguien que estorba, alguien no tenido en cuenta, o que siempre está en el lugar o el momento inadecuado, y con una gran carencia de nutrición amorosa, así como falta de reconocimiento e identidad, en algunos casos.
.jpg)
