4 de junio de 2015

DOS ALIMENTOS ARQUETÍPICOS - LECHE y PAN 1

Tú vas a descubrir la lógica de esta intolerancia, conociendo cómo funciona tu INTESTINO DELGADO, cuya misión es la "ASIMILACIÓN".

Se entiende por asimilación, la incorporación de los nutrientes que hemos mordido, tragado y digerido.

Hasta que el alimento no llega al intestino delgado, ni una sóla molécula ha entrado en nuestro organismo.  El tubo digestivo es un pasadizo que no tiene acceso al interior del cuerpo, si no es a través del INTESTINO DELGADO. En este tubo de 5 a 7 metros de longuitud, se seleccionan los nutrientes óptimos y se realizan los procesos de transferencia al torrente sanguíneo. 

Lo que no es posible incorporar o aprovechar pasa directamente al INTESTINO GRUESO, donde van a parar todos los desechos. El intestino grueso se encarga de absorber el agua que queda en estos restos (no se desperdicia nada) y hace posible eliminar lo que no es útil ni saludable a nuestro cuerpo.

Simbólicamente hablamos de ASIMILACIÓN de cualquier temática que gestiona nuestro inconsciente: ideas, conceptos, acontecimientos, sentimientos, situaciones, relaciones, recuerdos, duelos, programas transgeneracionales, tu propio proyecto sentido gestacional.

Si has comprendido el sentido biológico del intestino delgado, vas a comprender una de las temáticas más comunes: las intolerancias alimentarias a lactosa y gluten.



La LACTOSA es el AZUCAR que se encuentra en la leche. 

Normalmente, la enzima lactasa, que está presente en el intestino delgado, descompone la lactosa en azúcares más simples (glucosa y galactosa), para que puedan ser absorbidos por el torrente sanguíneo. 

Debido a que la LACTOSA es un compuesto de azúcar grande, no se puede absorber de modo natural. A fin de metabolizar este azúcar, el cuerpo necesita de la lactasa para descomponer la lactosa y formar pequeñas partículas de glucosa y galactosa. Estas moléculas más pequeñas de azúcar pueden ser absorbidas por las células del intestino con mayor facilidad. 

Cuando la actividad de la enzima lactasa es demasiado baja, la lactosa no se puede digerir, y pasa al intestino grueso, donde es fermentada por las bacterias de la flora intestinal. Esto puede provocar síntomas como flatulencia, dolor y diarrea. 

Algunas personas que tienen una baja actividad intestinal de lactasa pueden tomarse un vaso de leche sin experimentar ninguna molestia. Igualmente, los quesos duros, debido a su contenido bajo en lactosa, y los productos de leche fermentada, como el yogur, normalmente son bien tolerados.

Somos los únicos animales que continúan bebiendo leche durante la edad adulta, incluso de otras especies. En nuestro inconsciente colectivo está profundamente inscrito que "tenemos que tomar leche para estar sanos y crecer fuertes, pues es un alimento completo, y nos conecta con nuestra infancia".

Como ya sabes, el azúcar es nuestro combustible, y simboliza la dulzura y la alegría de vivir.

¿Qué conexiones estás haciendo en este momento? Hay muchas tonalidades de este resentir que nos indica que "no asimilo", "no me está permitido asimilar", "necesito y no puedo asimilar":

-Las moléculas de dulzura en la relación con mi madre?
-La lactancia que me dieron y no era para nada dulce?
-La carencia de afectividad y ternura en mi infancia?
-Mi madre está ausente, no se me permitó la lactancia?
-Mi madre me asfixia, me envenena?
-Mi papel como madre (o padre maternizado) con mis hijos?
-Mis hijos no tienen madre, me sobrepasa esta función materna?
.... y muchas más...

En la versión inversa:

-No me está permitido absorber la dulzura y el amor
-No tengo derecho a la ternura de mi madre
-Rechazo el cariño, el almibar del amor... para qué sirve?
-Recibir la dulzura del amor es peligroso
-La ternura y la dulzura son para mi como un tóxico
.... y muchas más...

Estas "heridas" son totalmente inconscientes, aunque se pueden sentir familiares al resentirlas, pues se grabaron cuando estabamos en un estado de hipnosis contínua, desde los 0 a los 3 años, aunque también pueden haberse heredado por 3 y 4 generaciones, como medida de seguridad.

Se sabe que, después de las guerras, los niños nacidos tienen un menor deseo y necesidad de lactancia, pues sus madres no están en óptimas condiciones nutricionales ni psicológicas. El bebé lo sabe, ya que durante su gestación está absorbiendo y asimilando todo lo que ocurre en su entorno, sin ningún filtro, preparándose para el hogar en el cual va a nacer y vivir. 

Si te sientes reconocido, si deseas transformar estos programas de intolerancias, escribeme a info@pazdelreal.com


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