La vid pasa por un proceso de renovación similar al de las águilas. El águila no tan solo renueva sus plumas, sino que todos los días, por una hora, limpia cada una de ellas, que son alrededor de mil doscientas. Y Cristo utiliza la vid y el pámpano para, en realidad, decir: Si estás conmigo, te voy a limpiar; si te limpio, vas crecer más y darás más frutos.
Para que haya desarrollo y des frutos, tienes que permanecer en Él y pasar por un proceso de purificación. La rama que no produce es cortada y echada fuera para ser quemada. La rama que produce es limpiada para que produzca aún más.
Para alcanzar cosas mayores y dar frutos, debes permitir que Dios limpie tu vida. Dios quitará y cortará ciertas cosas en tu vida, no para que retrocedas, sino para que vivas una vida de mayor fruto. El Padre espera que des, no tan solo frutos, sino muchos frutos, pues quiere que crezcas una y otra vez.
El proceso de limpieza y renovación no es tan sólo para que te sientas bien y alcances lo que quieres alcanzar; sino para que mantengas tu relación con Dios y para que Él produzca en ti lo que Él quiere producir.
Una cosa es lo que tú quieres alcanzar, y otra lo que Dios quiere alcanzar a través de ti. El proceso de limpieza de Dios en ti es para que Él alcance lo que Él desea alcanzar a través de ti. Por esto dice: Quiero que tengan lo que yo tengo con el Padre.
Pero, este proceso de llevar mucho fruto no se logra si no hay relación. Jesús te dice que tienes que permanecer en Él y permanecer en su palabra. Es entonces que te limpia, y logra lo que el Padre ha logrado a través de Él.
No hay relación, si no estás dispuesto a que Él saque lo que tenga que sacar de tu vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario