19 de septiembre de 2015

ESTÁS DORMIDO - ANTHONY DE MELLO

¿Y cómo sabré si estoy dormido?

Jesús os lo dice en el Evangelio: “¿Por qué decís Señor, si no hacéis lo que os digo?” Si no hacemos lo que Dios quiere y nos dedicamos a fabricarnos un Dios “tapa agujeros”, es que estamos dormidos. 

Lo que importa es responder a Dios con el corazón. No importa ser ateo, musulmán o católico; lo importante es la circuncisión y el bautismo del corazón. El estar despierto es cambiar tu corazón de piedra por uno que no se cierre a la verdad. 

Si estás doliéndote de tu pasado, es que estás dormido. Lo importante es levantarse para no volver a caer. La solución está en tu capacidad de comprensión y de ver otra cosa que lo que te permites ver. Ver lo que hay detrás de las cosas. 

Cuando se te abran los ojos, verás cómo todo cambia, que el pasado está muerto y el que se duerme en el pasado está muerto, porque sólo el presente es vivo si tú estás despierto en él. 

Metanoia quiere decir despertarse y no perderse la vida. Es vivenciar el pre­sente. Para saber esto hay un criterio: ¿Tú sufres? Es que estás dormido. 

Es igual que sepas muchas cosas y te de­diques a salvar a las personas. "El cie­go que guía a otro ciego" quiere decir que los dos están dormidos. 

Si sufres es que estás dormido. Me dirás que el dolor existe. Sí, es verdad que el dolor existe, pero no el sufrimiento. El sufri­miento no es real, sino una obra de tu mente. Si sufres es que estás dormido porque, en sí, el sufrimiento no existe, es un producto de tu sueño; y si estás dormido, verás a un Jesús dormido, que tú te has imaginado, que nada tiene que ver con el Jesús real, y eso puede ser muy peligroso. 

Calderón dice: "Todo es según el co­lor del cristal con que se mira." Si es­tás dormido no serás capaz de ver más que cosas dormidas, y no te darás cuen­ta hasta que despiertes. 

Pasará la vida por ti sin que tú la vivas. Si tienes problemas es que estás dor­mido. La vida no es problemática. Es el yo (la mente humana) el que crea los problemas. A ver si eres capaz de com­prender que el sufrimiento no está en la realidad, sino en ti. 

Por eso, en todas las religiones, se ha predicado que hay que morir al yo para volver a nacer. Éste es el verdadero bautismo que hace surgir al hombre nuevo. La realidad no hace problemas, los problemas nacen de la mente cuando estás dormido. Tú pones los problemas. 

Estar despierto es aceptarlo todo, no como ley, no como sacrificio, ni como esfuerzo, sino por iluminación.

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