Para entender esta forma de abordar el proceso terapéutico, para aprender a escuchar a nuestra biología, es necesario pensar en términos biológicos, pero también en términos simbólicos, ya que el gran director de orquesta, el receptor de todos los impulsos que nos llegan del entorno exterior y, por supuesto, el que gestiona nuestra programación ancestral, es EL INCONSCIENTE.
Esa maquinaria extraordinaria que conecta nuestro fondo de archivo personal, con el de la familia, con el ancestral, y con el colectivo, es lo que llamamos SOMBRA desde el lenguaje psicoterapéutico.
La sombra es lo que está oculto a nuestra conciencia, lo que no se ve, y puede tener tantas capas como posibilidades de ampliar nuestra propia luz, pues es en ella donde se encuentra nuestro potencial de evolución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario