Debajo de tu piel existe una bulliciosa metrópolis de 50 billones de células, cada una biológica y funcionalmente equivalente a un humano en miniatura. La opinión popular actual sostiene que el destino y la conducta de nuestros ciudadanos celulares internos son pre-programados en sus genes. La idea de que nuestro destino está indeleblemente inscripto en nuestros genes es un derivado del anticuado concepto científico conocido como “determinismo genético”. Desde que Watson y Crick descubrieron el código genético, el público ha sido programado con la creencia convencional de que el ADN “controla” los atributos pasados a través de la herencia familiar, incluyendo enfermedades disfuncionales como el cáncer, Alzheimer, diabetes y depresión entre muchas otras. Como “víctimas” de la herencia, nos percibimos naturalmente sin poder en relación a lo que nos pasa en nuestras vidas. Desafortunadamente, la asunción de no tener poder es el camino a la irresponsabilidad personal: “Como no puedo hacer nada sobre esto… ¿por qué me debería importar?”.
Se nos ha hecho creer que nuestro ADN determina nuestra herencia y nuestra vida, puesto que en el núcleo de la célula ésta información ya está codificada. Los descubrimientos de la EPIGENÉTICA y en particular los del Dr, Lipton han demostrado que es en la parte exterior de cada célula, en la membrana, donde reside la gran parte de los receptores que van a percibir la información, transformando a la célula completamente. Como también ha demostrado la Dra. Candace Pert, nuestra información no se encuentra almacenada en el cerebro, sino en TODAS las células del cuerpo. Desde este nuevo paradigma, ¿verdad que no suena extraño, que podamos tener "recuerdos" prenatales, de la vida en el útero materno? allí se registraron sin filtrar los nueve meses de experiencias y emociones.
Este increíble descubrimiento nos libera definitivamente de una de las creencias más destructivas que existen: "Estamos irremisiblemente condenados a repetir nuestra historia genética."
La verdad es que estamos ante una nueva frontera, una nueva dimensión para poder comprender y experimentar la vida.
Te invito a dar 3 pasos...
PASO 1: Escucha activa de nuestras emociones y Atención a los síntomas físicos que podamos estar experimentando.
PASO 2: Disponer de una cartografía, una interpretación del lenguaje de nuestro cuerpo.
PASO 3: Desear conocer la historia de nuestros antepasados, sobre todo la de los más cercanos: nuestros padres.
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